Fue por la tarde de la jornada de ayer, en el país vecino del noroeste latinoamericano, donde el referente Pedro Castillo protagonizó una serie de acciónes que fueron cuestionables por sus pares y sus contrincantes.
De lo popular y la misma nada, empoderado por la muchedumbre, portando la figura de un hombre humilde que venía a representar a aquellos que nunca habían gobernado en Perú.
José Pedro Castillo Terrones nacido un 19 de octubre de 1969, es un maestro educador y político peruano. Como docente de escuela primaria y presidente del Comité de Lucha de las Bases Regionales del Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP) alcanzó relevancia a nivel nacional por ser el principal dirigente en la huelga magisterial de 2017. Fue miembro del comité regional de Cajamarca de Perú Posible, partido por el cual postuló en 2002 a la alcaldía de Anguía. En 2021, con una ideología conservadora en temas sociales, Castillo se postuló a la presidencia de la República del Perú por el partido político Perú Libre y logró el primer lugar en la primera (18.92 %) y la segunda vuelta (50.13 %), superando a la lider de Fuerza Popular, la eterna Keiko Fujimori.
Desde el inicio de su mandato, enfrentó severos intentos de la derecha parlamentaria -predominado por la ultraderecha- para destituirlo por incapaz. Castillo contaba con el respeto y apoyo del pueblo que, ajeno a la casta política que reinaba en Perú, el maestro representaba a aquellos marginados que buscaban un cambio coherente para su sociedad, cambios en el modelo económico neoliberal y reivindicación para su pueblo. Los corazones de los peruanos se llenaron de esperanza con la promesa de ser convocados a una Asamblea Constituyente para cambiar la Constitución fujimorista, pero esas promesas no se cumplieron.
El escenario del final de Castillo
Por otra parte, la derecha, con un alto porcentaje dominante en el Parlamento, intentó desconocer desde un principio el mandato del maestro aduciendo un inexistente fraude electoral. No prosperó.
En cuatro meses de gobierno, la ultraderecha presentó un pedido para destiturirlo alegando «incapacidad moral» por denuncias de corrupción que se encontraban en plena investigación. Los testimonios nunca fueron corroborados y en marzo de 2022 se realizó la misma presentación y tambien fracasó.
Tras ser acusado de corrupción, llevó a que su partido -Perú Libre- expulsara a su referente tras diversos conflictos internos y romper el frente político en solo 6 meses.
Se le acusó constantemente de incapaz, de corrupción, de traidor a la patria, de liderar una asociación ilícita para direccionar licitaciones públicas, pero ningunas fueron comprobadas.

El último movimiento del Congreso para sacar del puesto a Pedro Castillo fue aprobar una norma que permita «suspender» al presidente del país por incapacidad temporal con minoria de votos. Si bien, la Constitución peruana permite suspender a un presidente por problemas de salud u otros impedimentos a ejercer la presidencia, la derecha pretendia aplicarlo a las denuncias por corripción; un presidente que era constantemente acusado y objetivo de denuncias, dió un «golpe de Estado» al callar al Congreso, disolviendoló en la mañana del míercoles 07 de diciembre, pero solo destapo una olla a presión.
El «golpe de Estado» y el final de Castillo
Durante la mañana del día de ayer, mientras testigos brindaban testimonio de los actos de corrupción de Pedro Castillo, el mismo presidente dirigió un mensaje a la Nación peruana anunciando la disolución al Congreso, la reorganización del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, la Junta Nacional de Justicia y la Fiscalía de Nación, decretando un Gobierno de Emergencia Excepcional y el toque de queda.
El Congreso nacional respondió con celeridad y adelanto los tratamientos de la tarde donde se proponía la destitución de Pedro Castillo. Esta vez, tuvo mayoria, con 101 votos y fue destituido del cargo; en su lugar, Dina Boluarte Zegarra, primera vicepresidente de la República, tomaría el lugar como Presidente de la Nación del Peru.
Pedro Castillo, quien pensó haber hecho el movimiento acertado, rapidamente vió como sus ministros renunciaron uno tras otro. Sus concejeros no pronosticaron un buen panorama y aconsejaron abandonar el palacio de Gobierno hacia la embajada de México. Las calles estaban pobladas por manifestantes que apoyaban al parlamento y las fuerzas armadas de seguridad nacionales comunicaron el apoyo a los mismos. El presidente no contaba con el apoyo de nadie.
En horas de la tarde, Pedro Castillo, su familia y concejeros más cercanos, fueron detenidos por la Policia Nacional y la prensa espera, en el día de hoy, cual será su destino.
