De la pasión al extremismo

Un futbolista iraní fue condenado por el sistema judicial de la República Islámica a muerte tras defender los derechos de las mujeres en su país.

Por más irreal que suene, es totalmente cierto y se trata del futbolista Amir Nasr-Azadani -de 26 años- que fue condenado por el cargo de «moharebeh» o «enemistad con Dios» y «traición a la Patria» tras defender los derechos humanos de su país y sentenciado a ejecución en la horca. Por este mismo concepto, fueron ejecutadas ya varias personas que comparecieron al tribunal pero sus sentencias fueron ejecutadas con celeridad.

Para poner en contexto, la República Islámica de Irán -país de Oriente Próximo y Asia Occidental- es una nación repúblicana constitucional basada en los principios del islam chií. Su gobierno tiene ciertos elementos de una democracia presidencialista (constitución nacional y división de poderes) y teocrática (la religión dominante tiene ingerencia en las desiciones politicas) gobernada por un «líder supremo» autocrático y autoritario debido a la significativa falta de libertades y derechos a los individuos. Es clave recordar que esta región ha tenido conflictos religiosos historicamente, siendo la ultima reinvidicación tras la Revolución Iraní de 1979 donde la ley iraní empezó a cambiar de su base laica a la sharía.

​Bajo estos mandatos, es que el sistema de gobierno mantiene una estricta directiva de respetar los mandatos religiosos de sus ciudadanos y, en caso de infrigir estas directrices, se supone un castigo. Para los occidentales como nosotros, esto es una barbarie, pero tampoco dista mucho de la realidad y la ilusión que muchos iranies sostienen para el futuro de su nación.

Es que Irán mantiene una serie de manifestaciones por extremos castigos a estas infracciones. En el mes de septiembre, una joven iraní de nombre Mahsa Amini, fue detenida por las Patrullas de Orientación -popularmente denominadas Policia de la Moralidad-, bajo la premisa de llevar mal puesto el velo y mostrar parte del cabello. Fue durante el arresto que la joven fue golpeada bruscamente y, horas después, debió ser internada por un serio golpe en la cabeza. Tras tres días de permanecer internada y en estado de coma, Mahsa falleció y sucitó una fuerte ola de protestas contra las fuerzas de seguridad y el gobierno iraní.

El caso de Amir Nasr-Azadani

Nasr-Azadani es un jugador iraní, destacado por ser defensa central, por la Liga Profesional del Golfo Persa siendo fichado por el Tractor Sazi.

Amir fue arrestado por abogar y participar de una protesta contra el abuso y hostigamiento a los derechos femeninos en el país iraní. Se le imputó el cargo de «moharebeh» y fue sentenciado a la horca.

Tras esto, la Federación Internacional de Futbolistas Profesionales declaró abiertamente su rechazo ante las intimidantes actitudes y uso de las herramientas judiciales para amedentrar contra los ciudadanos que buscan protestar ante casos de este mismo tipo. En un twit público, brindaron su solaridad y llamar a la inmediata revocación del castigo.

Pero Amir no es el único deportista que corre con este destino. Sucede que, a principios de septiembre, el gobierno de Irán ejecutó al deportista Navid Afkari.

Afkari, de 27 años, luchador en la disciplina greco-romana de Irán, fue condenado a muerte por el supuesto asesinato de un guardia de seguridad durante una ola de protestas contra el gobierno en 2018. Se supone a raíz de una prueba de audio sacada secretamente de la cárcel donde estaba detenido. Allí, Afkari sostuvo que fue torturado y forzado a confesar el crimen.

Disolución de la Gasht-e Ershad y un haz de esperanza.

La Gasht-e Ershad (Patrullas de Orientación) o popularmente Policía de la Moralidad, es una fuerza de seguridad que velan por que se cumplan las normas del pudor de hombres y mujeres, el estricto código de vestuario (uso del velo, prohibición del uso de pantalones ajustados, rotos, colores vivos o al descubierto) y aconseja que las mujeres no usen maquillaje ni oigan música en sus automóviles. 

Tras meses de manifestaciones y más de 300 fallecidos por las protestas, el gobierno iraní concedió al pueblo la disolución de la Gasht-e Ershad pero sostuvo que el código de vestimenta y, principalmente, el velo aún persiste. La confirmación la dio el fiscal general del país, Mohammad Javad Montazeri, indicando que los altos funcionarios del gobierno decidirán de que forma se reformulará esta unidad y agregó que «habrá métodos mas nuevos, actualizados y detallados» para promover el hiyab y su moralidad.